Muchas veces nos preguntan que es la Homeopatía.
No es una pregunta simple y el que la hace, no puede hacerla desde la genuina
e inocente curiosidad de enterarse de algo sin ninguna predisposición en
particular, sino que por estar inmerso en el mundo de todos los días, el
que interroga, lo hace desde la influencia de la medicina que tal vez haya
utilizado toda su vida: la
Alopatía
, o desde la presión de la propaganda de medicamentos, que siempre le aseguran
que un síntoma, cualquiera sea el que lo padezca, será curado con la toma
de la pastilla
"
x
"
o el inyectable
"
z
"
.
Así que a esa
primera pregunta se le responde que es un sistema médico que desde el principio
comienza a partir de una filosofía diferente a la que sustenta la Alopatía.
Podemos decir que la Homeopatía toma sus fuentes en Hipócrates, 400 años
A.
C., y recordemos que fue llamado con justicia el Padre de la Medicina, y
siempre afirmó que no había enfermedades, sino enfermos.
Por eso se quedaba al lado del paciente, averiguando con minucioso interés
cada detalle de su padecer, incluyendo éste en el contexto de la vida toda
de ese enfermo.
Por ello, en general sus prescripciones no iban más allá de indicar cambios
en la dieta, modificaciones en el modo de vida o consejos en cuanto a la
higiene.
Podríamos decir, desde la Homeopatía, que Hipócrates empleaba el interrogatorio
del que tomó su modelo esta última, pero le faltó el medicamento homeopático.
La Alopatía se diferencia cuando aparece Galeno, 600 años después, quien
considera que lo importante son los órganos y sus afecciones, por lo cual
se desarrolla una teoría que, con altibajos, siguió creciendo hasta la
actualidad, donde lo importante es el órgano, el nombre de la enfermedad
y el fármaco que suprime esas manifestaciones.
Por ello utiliza métodos de estudio que no reflejan a una persona, sino
que muestran un pulmón, un riñón, etc.
Se pueden realizar los estudios para evaluar un pronóstico, pero de un ser
humano total que tendrá características individuales (así lo hace la Homeopatía
).
Por eso a pesar de esta primera diferenciación, insistirán con la pregunta:
¿ pero, la Homeopatía cura un asma, una úlcera de estómago, una próstata
agrandada?
Nuevamente el homeópata responderá anteponiendo una pregunta: el asma, la
depresión, la próstata...
¿ de quién ?
Si, como planteamos al principio, son dos filosofías de curación distintos,
seguramente ambas podrán tratar la misma enfermedad, partiendo y recorriendo
caminos diferentes.
Las que son complicaciones para una teoría (Alopatía), serán índices de
curación para la otra.
Así como la desaparición directa de un síntoma en la piel será la curación
para la Alopatía cuyo fin es que suceda eso.
En cambio la
Homeopatía, pensará que es una supresión y empezará a estar atenta a la
aparición de otro síntoma más profundo.
Por eso no trataría nunca de que ese síntoma de piel desapareciera de esa
manera tan
directa
.
"
Otra diferencia se encuentra en la medicación.
"
La Alopatía ve el síntoma en
"
x
"
órgano y, según sea una erupción, supuración, úlcera, quiste o inflamación,
indicará un
"
anti-tal patología
"
, usando la droga química que, en experimentación con animales de laboratorio,
ha suprimido esas manifestaciones (agregando en el prospecto una lista
de contraindicaciones o efectos colaterales que suele producir).
La Homeopatía toma en cuenta el síntoma antedicho, pero luego de una prolongada
entrevista, donde el paciente expondrá no sólo su padecer, sino su forma
de ser, su carácter, sus modos de reacción, la manera de relacionarse afectivam
ente, además de ser interrogado sobre la forma en que su organismo reacciona
al frío o al calor; que deseos de alimentos son más intensos o las aversiones
a otros; su sed, su manera de dormir etc.
Luego de que el homeópata determine cual es el sentimiento más profundo
que rige la conducta y actividades de ese paciente, sea éste el rencor,
el abandono, la cólera (reprimida o manifiesta), la tristeza, los temores
o la falta de confianza en si mismo.
Sólo entonces se le indicará un remedio que, en lo posible sea lo más similar
a
toda esa personalidad que porta una determinada afección.
Este remedio que administramos fue experimentado por Hahnemann primero y
luego por sus discípulos y seguidores en seres humanos sanos.