Su organización general corresponde a la de los insectos, pero muestra
muchos caracteres de especialización. Posee piezas bucales chupadoras
y masticadoras, experimenta una metamórfosis completa a partir de una
larva vermiforme, pasando por una fase pupal hasta el adulto volador,
se alimenta de nectar y polen y vive socialmente en una colonia
permanente.
El cuerpo de una abeja está densamente cubierto por pelos, que poseen
cortas barbas laterales, donde se pegan facilmente los granos de polen.
En las patas poseen pelos rígidos que usan como cepillo, y que están
destinados a recoger el polen del cuerpo. Guardan el polen así recogido
en un cesto de polen (corbícula) formada por cerdas curvas en la tibia
más ancha y ligeramente cóncava de las patas posteriores.
Las alas, delgadas y delicadas reposan planas sobre el dorso. Pueden
vibrar hasta 400 veces por segundo. Las obreras pueden realizar largos
vuelos, incluso de 12 kms.
Las mandíbulas son lisas en las obreras, sirven para recoger el polen y
también para moldear la cera para fabricar el panal.
Las maxilas y los labios forman un tubo alrededor de la lengua, que es
larga y delgada. Gracias a los movimientos de la lígula y de la acción
chupadora de la faringa el nectar líquido pasa al estomago de la miel
(tambien llamada bolsa melaria), donde una válvula impide su paso al
estómago, excepto cuando se necesita para alimento. El intestino,
alargado, recibe unos 100 tubos de Malpighi, y el largo recto sirve
para acumular las heces antes de descargarlas por el ano, cuando la
abeja abandona la colmena.
Solamente la reina y las obreras poseen un aguijón que se encuentra
retraído dentro de los últimos segmentos del abdomen. Tienen dentro del
cuerpo un gran saco de veneno, en el cual desembocan dos glándulas que
producen una secreción acido y una glándula que la produce alcalina.
Como el aguijón está surcado, al usarlo se rompe, la abeja pierde el
aparato del veneno, y muere.
Las antenas tienen numerosas tositas olfatorias. Las abejas tienen ojos
compuestos muy desarrollados, y un cerebro relativamente grande. Es
evidente que ellas buscan su camino y alimento mediante el sentido del
olfato y de la vista. Poseen un buen sentido de la orientación y saben
como volver a su propia colmena. Por medio de una danza en forma de
ocho indican a las otras abejas la distancia y la dirección donde
encontraron comida.
El sistema reproductor es rudimentario en las obreras, pero está muy
desarrollado en las reinas. Después de ser fecundada por un zángano, la
reina a los dos días empieza a poner y puede controlar la fecundación:
los huevos no fecundados producen zánganos o machos (genetícamente
haploides, 16 cromosonas), y los huevos fecundados producen hembras.
Las larvas destinadas a ser reinas son alimentadas con jalea real,
producida por las glándulas faríngeas de las obreras nodrizas, mientras
que las otras larvas reciben principalmente miel y polen.